Fiscal Chase

En el primer capítulo de la segunda temporada de Fiscal Chase, Annabeth tiene que ocuparse de uno de los crimenes más horribles de la historia de Indianapolis. Con la ayuda de su nuevo equipo, investigará un homicidio múltiple, utilizando métodos poco convencionales para descubrir el motivo de la muerte de una madre y su hija en su propia casa. Presionada por su nuevo jefe, Conlon, empleará nuevas tácticas para lograr que los culpables confiesen. Mientras tanto, intentará que Ed y Ray limen asperezas entre ellos.

Annabeth intenta encontrar pruebas y un móvil para poder condenar a una mujer, madre de cuatro hijos, por el asesinato de su marido. Cuando el abogado de la defensa descubre la débil evidencia que tiene Annabeth contra su cliente, alega que el asesinato fue en defensa propia, porque el marido, un psiquiatra, estaba usando hipnosis para manipular a su familia. Conlon ordena a Annabeth y Maureen que sean lo más agresivas posible después de que la acusada despidiese a su abogado y optase por defenderse ella misma. Durante el juicio interrogará a sus propios hijos que experimentan sentimientos encontrados.

Un hombre será acusado de drogar y violar a su vecina adolescente. Annabeth que se encarga de este caso, descubre que es un pervertido sexual. La fiscal tratará de convencer a la mujer del acusado para que testifique en contra de su marido. Poco después de que la mujer declare, Annabeth comienza a sospechar que la aparentemente normal pareja esconde un oscuro secreto. Mientras tanto, Ed y Ray descubren más sobre el pasado de ambos durante una operación de vigilancia.

Mientras investiga a una mujer que fue arrestada por destruir las pruebas de un asesinato, Annabeth se entera que la sospechosa le contó a su ex novio que su padre, un diácono de la iglesia y oficial de la ley, fue quien cometió el crimen. Cuando Annabeth le pregunta a la mujer sobre su declaración, ella lo niega, pero la fiscal seguirá la pista convencida de que está detrás de algo grande.

Annabeth y su equipo se encargan de un caso en el que la mujer de un reconocido hombre de negocios, Henry Brooks, es encontrada muerta en el trabajo. El Alcalde, ante los intereses de la poderosa familia, presiona a Conlon para resolver el caso lo antes posible, y llevar al asesino al estrado. Sin embargo, debido a las fuertes influencias de la familia, el equipo se da cuenta de que puede haberse precipitado a la hora de señalar al culpable.

En una comunidad con una fuerte afición y lealtad al equipo local de fútbol, Annabeth, Maureen y Conlon se encuentrarán bajo mucho presión cuando acusan a dos estrellas de fútbol del asesinato de un compañero durante una fiesta de bienvenida. Pero a medida que la investigación avanza Annabeth se da cuenta que además de encontrar al asesino tendrá que resolver otras incógnitas.

Mientras investigan el caso del asesinato de un padre durante una función escolar, Annabeth y Maureen descubrirán la obsesiva rivalidad de un grupo de madres que dirigen las actividades extraescolares de sus hijos como si de una gran empresa se tratase. Los fiscales se interesarán sobre todo por una madre, que podría haber mantenido una relación con el fallecido. También descubrirán que las agendas de los padres incluyen otro tipo de actividades al margen de las de los chicos.

Cuando un predicador muy querido de un pequeño pueblo es asesinado, la afligida congregación asume que el asesino también secuestró a la mujer de la víctima, Martha Harris, que se encuentra desaparecida. Pero Conlon sospecha que Martha es una asesina fugitiva y encarga el caso a Annabeth y Maureen, cuyo padre también era predicador. Poco después Martha es capturada en un estado de perturbación. Maureen interroga a la mujer y obtiene suficiente información que podrá utilizar cómo confesión e imputarle así el crimen.

Los fiscales preparan el caso contra un disgustado empleado que acaba de ser despedido, implicado en la muerte de un colega. Annabeth descubre que las huellas digitales de sus dos hijos también están en el arma. Además, el registro de una llamada telefónica sitúa a los tres hombres en la escena del crimen. Annabeth tiene sus dudas sobre quién disparó en realidad el gatillo, así que decide acusar al padre y a los hijos de asesinato, dejando en manos del jurado decidir quién es el culpable. Mientras tanto, Maureen y Conlon intentan que Annabeth no se tome el caso de forma personal ya que creen que está buscando justicia para la viuda de la víctima; justicia que ella no tuvo después del asesinato de su marido.

Un tiroteo en un juzgado acaba con la muerte de un abogado y Doug Hellman, un amigo de Annabeth, resulta gravemente herido. El culpable, Bob Peters, buscaba venganza tras la muerte de su hija, y de alguna forma logra la compasión de la opinión pública. Pero Annabeth pedirá la pena de muerte para él. El equipo de defensores de Peters tratará de darle la vuelta a la situación cargando todas las culpas sobre la Fiscalía del Distrito. Al parecer, el culpable de la muerte de la hija de Peters consiguió salir airoso del juicio, sin ningún tipo de pena.

Cuando un alcohólico que se está desintoxicando es acusado de asesinar a su sobrina, la defensa declara que su cliente tenía una depresión severa y sufrió un momento de locura provocado por el aniversario de la muerte de su madre en un caso de asesinato 25 años antes. Pero Annabeth y Maureen argumentan que el comportamiento del demandado forma parte de su violenta forma de ser, y debe ser llevado ante los tribunales. Cuando se descubre lo que sucedió en el asesinado de la madre del acusado, Annabeth se cuestiona los detalles de ambos casos.

Cuando un trabajador de la construcción, Mark Riggs, corta el paso de forma brusca a un profesor de colegio, Greg Paulson, mientras iban conduciendo, ambos hombres salen de su vehículos y comienzan una pelea, que termina con la muerte de Riggs. Annabeth se sorprende de que Paulson haya podido vencer a Riggs, ya que este último parecía en mejor forma física, además de que ya contaba con antecedentes.

Annabeth se encarga de un caso de negligencia médica que implica a un anestesista cuyo paciente murió sobre la mesa de operaciones durante una cirugía rutinaria. Pero el pleito acaba en un caso de asesinato criminal cuando la familia de la víctima no acepta que sea un accidente. Annabeth trata de convencer al juez y al jurado de que el doctor mató intencionadamente a la víctima por una discusión que habían mantenido anteriormente sobre el ingreso a un club de campo exclusivo.

Investigando el asesinato de un estudiante que fue encontrado muerto después del robo en un banco, Annabeth y la Oficina del Fiscal del Distrito se encuentran con un caso de juego ilegal, organizado por un compañero de clase que engaña a niños para conseguir dinero. El caso da un giro cuando un miembro del jurado oye por casualidad que un testigo había sido pagado para mentir en el estrado, forzando al juez a declararlo juicio nulo. Todo se vuelve aún más complicado cuando Annabeth descubre que la víctima era amigo de la ex novia de ese compañero de clase. Mientras tanto, la hija de Conlon visita Indianapolis en busca de un colegio.

Cuando una madre de alquiler es encontrada apuñalada hasta la muerte en su casa, la madre biológica del bebé es detenida y acusada del asesinato. Al principio, las posibilidades de la madre biológica de ganar el caso parecen bastantes, pero después de que asegurase que se estaba defendiendo de la madre de alquiler, a la que ella veía como una persona manipuladora y a la que sólo le importaba el dinero, las cosas no están tan claras. Sin embargo, el caso da un giro inesperado cuando se descubren unas pruebas que revelan un posible motivo para el asesinato.

Annabeth procesa al decano de un instituto privado, Will Rooney, en cuya esposa, una inmigrante rusa, que en un principio parecía haberse suicidado, se encuentra una fractura sospechosa en el cráneo. En apariencia, era un matrimonio perfecto, pero, poco a poco, irán descubriéndose algunos de sus problemas. Rooney está esperando recibir pronto una gran herencia, y Annabeth descubre que Rooney, además, mintió sobre su relación con su esposa, con la que contrajo matrimonio únicamente porque ésta deseaba vivir en Estados Unidos. Además las pruebas de infidelidades complican el caso aún más.

Después de que el mentor de Conlon, un juez federal, sea asesinado, detienen a los asesinos. Uno de ellos es declarado culpable y sentenciado a la pena de muerte, pero al otro se le diagnostica un retraso. Aunque Conlon y el hijo del juez quieren la pena de muerte para ambos, Annabeth y Maureen insisten en investigar si el hombre discapacitado merece realmente la pena capital.

Como parte de un programa de 12 pasos para hacer frente al alcoholismo, Tim O‘Neill envía un mensaje a Ellen Pinter disculpándose por haberla violado cuando estaban en la universidad. Pero lejos de perdonarle, Ellen, que ha sido acosada por los recuerdos desde entonces, pide a Annabeth que procese a O‘Neill. Desafortunadamente, no hay forma de que puedan acusarle de la violación pero sí pueden imputarle por haberla drogado en la noche del incidente. Conlon se preocupa por la antigüedad del caso, pero después de entrevistar a O‘Neill, un juez está de acuerdo en llevar el caso a juicio. Sin embargo, nadie espera la asombrosa revelación que más tarde se descubrirá sobre lo que realmente paso la noche en cuestión.

Annabeth procesa a un hombre por el asesinato de su padre y por atacar a su madre después de que ella le identificase como el agresor. Pero pronto Annabeth aprenderá hasta dónde puede llegar una madre por proteger a su hijo cuando ésta se retracte de su declaración.

Mientras se preparaba para enjuiciar a un traficante de drogas por el asesinato de un policía, Annabeth descubre accidentalmente un posible caso de corrupción policial. El líder de un equipo de oficiales puede estar envuelto en una serie de actividades ilegales. Con la actuación de Eric Stoltz como Chris Veeder y Jonathan Silverman como Pete Durkin.

Annabeth vuelve a intentar encarcelar a un policía corrupto que había sido absuelto de asesinato después de que un testigo, cuyo testimonio podría haberle condenado, no apareciese. Sin embargo, más tarde este testigo es encontrado muerto, y aunque Annabeth todavía recibe amenazas desde el primer juicio, decide seguir adelante con la acusación.

En medio de un escándalo de corrupción, la Oficina del Fiscal es golpeada por una tragedia. Los fiscales están tratando de poner fin a la trama de corrupción policial que sufre la ciudad, pero el caso toma un giro inesperado cuando alguien cercano a ellos es asesinado.